Nuestro Dios habita entre las alabanzas de Su pueblo y nos insta a través de Su Palabra a que le alabemos, porque Él es nuestro único y verdadero Dios Omnipotente, de quién recibimos toda bendición. David se exhorta a sí mismo a bendecir y alabar Su santo nombre (Sal.103:1-4) “Alaba, alma mía, al Señor; alabe todo mi ser su santo nombre. Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión.”
Y nos alienta a nosotros a hacerlo también (Sal.34,3) “Bendeciré al Señor en todo tiempo; mis labios siempre lo alabarán. Engrandezcan al Señor conmigo; exaltemos a una su nombre. El libro de Salmos, al que se le llama “el himnario de la biblia”, termina exclamando en su último verso: “¡Que todo lo que respira alabe al Señor! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Los invitamos a alabar el nombre del Señor junto a nuestra congregación, todos los domingos a las 18Hs.