Predicas Texto

LA BONDAD DE DIOS

LA BONDAD DE DIOS (SALMOS 92: 1-15) 

“Bueno es alabarte, oh Jehová, y cantar salmos a tu nombre, Oh Altísimo; Anunciar por la mañana tu misericordia, y tu fidelidad cada noche”.

Necesitamos comprender que todo aquel que cree en el Señor debe alabar al Señor por sobre todas las cosas. Dios habita en medio de las alabanzas, se goza en medio de las alabanzas de su pueblo. Si las aves alaban al Señor y cantan al Creador cuanto más nosotros que tenemos un motivo fundamental para hacerlo. Porque más allá de que Dios nos haya creado y dado la vida, Él nos dio la salvación, nos ha redimido. Esto es un valor agregado en lo que respecta a los seres humanos. Porque a ninguno de los componentes del reino animal Dios ha salvado ni creado en forma distintiva como al ser humano. Y si siendo una creación inferior, alaban a Dios ¿Cómo no hacerlo nosotros, que nos ha creado en forma distintiva a su imagen y semejanza, nos ha dado de su Espíritu y nos hizo diferentes a todo el resto de la creación?

Cuando Jesús habla del afán y la ansiedad dice que, si Él alimenta a las aves, les da todo lo que necesitan y aun a la hierba del campo la viste de esa manera ¿Cómo no nos dará a nosotros todo lo que necesitemos, que somos hechos a la imagen de Dios y tenemos la bendición de haber sido redimidos por la sangre de Jesucristo? Tenemos un privilegio maravilloso y por eso tenemos que alabar y bendecir al Señor.

Hay motivos para alabar al Señor desde que abrimos nuestros ojos a la mañana hasta la noche: por su misericordia, por su fidelidad, estas dos cosas que el profeta Jeremías menciona en su libro de Lamentaciones: “Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.” (3:22-23) 

“En el decacordio y en el salterio, en tono suave con el arpa”. Aquí menciona instrumentos musicales. Creo que todas las capacidades que el hombre tiene se las dio el Señor. La música es algo maravilloso que Dios creó y le dio al hombre la capacidad para poder utilizar este medio para alabar y bendecir Su nombre. Cuando el hombre pecó, cayó de la gracia de Dios y se apartó de Él, todas esas capacidades ya no se usaron más para la gloria de Dios. Aún el conocimiento y la sabiduría que le dio al ser humano la utiliza mal. Por un lado, si bien esta ciencia ayuda a la salud y bienestar de la humanidad, rara vez se le da la gloria a Dios, y por otro,  esta misma capacidad es utilizada para destrucción de la creación de Dios y hasta del mismo ser humano. ¡Que terrible! 

“Por cuanto me has alegrado, oh Jehová, con tus obras; En las obras de tus manos me gozo.”                                                                                                                                                       Que hermoso, gozarnos en las obras de Dios. Agradecer al Señor.

Cuando nosotros miramos un poco más allá de lo cotidiano, de lo que nos produce cierta fatiga, cierta molestia, cuando podemos ver lo que Dios ha creado, tenemos que bendecir al Señor y darle gloria a Él por las cosas que ha hecho. Nosotros somos los que debemos  proclamar la grandeza del Señor.

¡Dios no hace cosas pequeñas, hace cosas grandes y magnificas! Aun en esas cosas pequeñas que Él ha creado se ve la grandeza de su amor, su misericordia, su gracia. Las cosas que nos parecen insignificantes están llenas de complejidad y sabiduría. Cuando vemos en algunos documentales las formas más minúsculas de vida, apreciamos la diversidad y la perfección y aún en las cosas que a veces a simple vista no se ven, está la grandeza del Señor. ¿Cómo no nos vamos a gozar en las formidables obras de  nuestro Dios? No podemos ser tan ciegos, tan  cortos de vista.                                                                                                                          Tenemos que darle gloria al Señor porque el sol sale cada día. Dice el salmo 19: “Un día emite palabra a otro día y una noche a otra noche declara sabiduría”. Hay un lenguaje, una revelación de Dios a través de todo lo creado. En la carta a los Romanos Pablo dice que: “las cosas invisibles de Dios, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas  hechas, de modo que no tienen excusa”, como para decir que Dios no existe porque cada parte de la creación da testimonio de que hay una mano creadora, un poder maravilloso que lo ha formado. A ese Dios maravilloso nosotros bendecimos y honramos.

“¡Cuan grandes son tus obras, oh Jehová!  Muy profundos son tus pensamientos. El hombre necio no sabe, y el insensato no entiende esto”.

El salmo 40 habla de los pensamientos de Dios. Dice: “Y tus pensamientos para con nosotros,  no es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados.  Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí”.                                         ¿Usted sabe que Dios piensa en usted?

A veces nos cuesta creer que Dios piensa en nosotros, pero sí lo hace, los que no pensamos en Dios somos nosotros, bajamos la cabeza y parece que lo único que cuenta es lo que miramos acá abajo. No nos acordamos de levantar los brazos y rostros al cielo para decir: ¡Señor, gracias!  Dice el Salmo 139:17¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos! ¡Cuán grande es la suma de ellos!

Él no solo piensa en nosotros, el Salmos 34:15 dice: “Los ojos de Jehová están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos”.

  “Como brotan los impíos como la hierba, y florecen todos los que hacen iniquidad, es para ser destruidos eternamente.”

No hay un final feliz para aquel que rechaza al Señor, que no lo recibe.

Hoy es muy común escuchar “no creo en Dios”, hay una gama de filosofías, religiones, sectas y parece que todo estuviera bien, que no importa si uno cree o no en Dios, pero la Biblia nos habla muy claramente de que no tenemos muchas opciones.

Hay solo dos destinos delante nuestro: “Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el malA los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia”. (Deuteronomio 30:15,19)

Hay dos destinos solamente. Yo puedo decir en mi ignorancia que no creo en Dios, pero eso no significa que Dios no existe. Es solo una declaración de alguien que ha caído en una situación tal que está ciego y sordo, que no puede ni ver ni oír la manifestación que Dios, cada día y cada instante, hace de sí mismo en todo lo que lo rodea.

Cuando nos acercamos al Señor y abrimos nuestro corazón empezamos a ver los testimonios de Dios. Cuantas veces en situaciones cotidianas vemos que está la mano de Dios y cuantas cosas hará sin que nosotros las percibamos. De cuantos peligros nos estará librando muchas veces y nosotros no reparamos en ello, y cuando nos damos cuenta, decimos: ¡de qué me libró el Señor! ¡Gloria a Dios!

 “Más tú, Jehová, para siempre eres Altísimo. Porque he aquí tus enemigos, oh Jehová, porque he aquí perecerán tus enemigos; Serán esparcidos todos los que hacen maldad”

El que hace maldad, el que es enemigo del Señor no prosperará. Lo peor que le puede pasar al ser humano es constituirse en enemigo de Dios, por la sencilla razón de que Él es el único que lo puede salvar. Si me revelo contra Dios estoy en contra del único que tiene poder para salvarme de la perdición y de la muerte eterna.  ¿Dónde está mi sabiduría creyendo que puedo hacer lo que me parece? Lo único que estoy mostrando es una gran necedad y falta de entendimiento. ¡Terrible es la situación de aquel que rechaza la gracia del Señor!

“Pero tu aumentaras mis fuerzas como las del búfalo; seré ungido con aceite fresco. Y mirarán mis ojos sobre mis enemigos; oirán mis oídos de los que se levantaron contra mí, de los malignos.”

El apóstol Pablo dijo: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. Él es el que nos puede aumentar las fuerzas.

Estas palabras nos ayudan porque muchas veces nos sentimos incapaces frente a las cosas que se nos presentan. Sentimos que no tenemos la fortaleza para enfrentarlas o la capacidad para sobrellevarlas y el Señor nos da la fuerza.

Dice el profeta Isaías: “El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen;  pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”(40:29-31). Del Señor procede nuestra fortaleza. ¡Él es la fortaleza de mi vida! ¿De quién he de atemorizarme? dice el salmista.

Seré ungido con aceite fresco. Esta unción de la cual habla la Palabra no se refiere a otra cosa que a la misma unción del Espíritu Santo, ese aceite fresco es el símbolo de la verdadera unción de Dios sobre nuestra vida y que nos renueva, nos fortalece, nos da la sabiduría y la gracia para poder vivir conforme a la voluntad del Señor.

 “El justo florecerá como la palmera; crecerá como cedro en el Líbano.”

Aquí hay mucha metáfora, pero de alguna manera entendemos como Dios puede hacer que nuestra vida pueda florecer. No ser, como dice Jeremías, como la retama en el desierto. Sino que podamos ser como dice el Salmo 1:3: “Será como el árbol plantado junto a las corrientes de las aguas, que da su fruto en su tiempo y que su hoja no cae; y que todo lo que hace, prosperará”. ¿Usted cree esto? ¿Está usted firme en esta convicción?

En medio de la situación circundante el Señor nos estará sosteniendo con su gracia y su poder para que podamos estar en victoria. “Plantados en la casa de Jehová, en los atrios de nuestro Dios florecerán”. ¡Que mención! No hay mejor lugar que la casa de Dios. ¿Habrá otro lugar mejor? El salmista David dice que es mejor estar un día en los atrios de la casa de Jehová que mil fuera de ellos.

¡Que hermoso esto! Estar plantados en la casa de Jehová. Una de las promesas que encontramos en las cartas de Apocalipsis, para los que vencen es que el Señor nos hará como columnas en el templo de Dios. No solamente la figura de un árbol plantado, como una palmera o como un cedro, son arboles imponentes. Sino también como una columna en el templo de Dios. Que bendición maravillosa. Que Dios nos ayude a comprender que esto es lo que Él quiere, que podamos estar bien afirmados y deleitarnos en Su casa.

 “Aun en la vejez fructificarán”. Esto para los que ya peinamos canas. Aun en la vejez podemos ser útiles en la obra y servir al Señor.

En la obra de Dios hay lugar para todos ¿Lo sabía? Desde los más pequeños hasta los más grandes, aún en la vejez podemos dar fruto, estar vigorosos, como esos árboles cuyas hojas estarán verdes. Estar en buena actitud de servicio y ser un instrumento de bendición en las manos del Señor. ¡Que hermoso!

Vivimos en un contexto cultural donde parece que después de cierta edad, estamos para el descarte. Estamos en una cultura que tiene que ver con esto, pero en la obra del Señor no es así,  cada uno tiene un lugar y un ministerio encomendado por Dios.

En el lugar donde está, donde Dios lo planto ahí estará fructificando para la gloria de Dios y para bendición de aquellos que lo rodean.

“Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en él no hay injusticia.”

En un mundo lleno de injusticias, nosotros proclamamos la rectitud y la justicia de nuestro Dios poderoso.

¿Estará usted dispuesto a dar testimonio de esta verdad? Glorificar al Señor, que su vida sea un motivo de alabanza. Un verso de un antiguo himno dice: “Oh Señor ayúdame a vivir de tal manera que tu nombre sea glorificado”.

¿Estaremos nosotros dispuestos a que esta sea nuestra experiencia: ¿en la casa del Señor, plantados y dando fruto?  ¡Sirviendo al Señor con gozo y alegría!